sábado, 7 de agosto de 2010

¡Mira!


Muchas veces nos encontramos en un camino que no sabemos que destino tiene, suele parecerse a un laberinto que aparentemente no tiene salida... o quizás... ¿no queremos encontrar la salida?, es igual que cuando sentimos que la hemos encontrado algo sucede en nuestras vidas que nos hace sentir que nuevamente caemos en el mismo hoyo.
Es ahí cuando hay que abrir los ojos... pero uno diría... los tengo abiertos! o sino como caminaría por acá?, los tengo abierto!... pero abierto para que los tienes?, para las cosas que te gustan, o que disfrutas?, o quizás los tienes abierto pero no quieres ver.
Esa es la realidad, ojos abiertos que buscan y ven solo lo que quieren, esos son los ojos que debemos abrir y hacerlos buscar el más allá, lo cual la mayoría de las veces está mas cerca de lo que creemos está cerca de nuestras narices! así que inesperadamente cuando menos lo queremos logramos ver "eso" y de un segundo a otro encontramos un nuevo camino, quizás mas complicado, mas extenso pero este camino tiene una salida, y es la salida que deseamos encontrar.

Así es nuestra vida, un laberinto con muchos pasillos que aparentemente no nos llevan a nada, pero dentro de todos esos hay uno, el cual con un gran esfuerzo debemos encontrar, pero mas que encontrar es darnos cuenta que es el camino que debemos seguir.

Cada pasillo equivocado que tomamos es cada decisión errónea o cada paso en vano que damos, y así vamos acumulando y acumulando, pero llega un segundo en el cual no hay donde acumular, y es ahí cuando nos damos cuenta de cual es el camino que debíamos seguir desde un principio.

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